lunes, 6 de febrero de 2017

Parece que la ciencia gusta más de lo que cabría esperar...

Es quizás lo que más me ha captado de las lecturas recomendadas. En investigación siempre nos dedicamos a un tema y área bastante específico, podríamos pensar que somos unos frikis de nuestro tema y nos gusta porque sí. Que nadie más (fuera del entorno de la ciencia) podría ser capaz de ver el beneficio que supone profundizar en dicho campo del conocimiento. Es cierto que las personas que se dedican a la ciencia suelen ser de naturaleza curiosa,  y parece otros ciudadanos dedicados a otros sectores profesionales también puede compartir cierto "respeto" por la actividad investigadora y valorar (al menos ligeramente) los beneficios de la misma.

Para las nuevas generaciones que nacen con una tablet debajo del brazo el mundo digital es algo natural, evidente, pero la generación de nuestros abuelos pensaría que es una locura conducir un coche con electricidad o poder hablar mediante una pantalla con un familiar que vive a miles de kilómetros de distancia. Estamos acostumbrados a muchas comodidades y tecnologías que hemos ido implantando en nuestra rutina en los últimos años, y que derivan del trabajo de científicos y tecnólogos.

Me parece un alivio saber que hay (algo de ) conciencia sobre el potencial que tiene avanzar en el conocimiento y lo que supone progresar como sociedad. No me parece raro que el principal interés que indicaron los encuestados esté relacionado con la salud y la enfermedad. Casi todas las semanas podemos ver en el telediario alguna mención a avances médicos, bien un nuevo tratamiento farmacológico para determinada patología, bien un nuevo mecanismo que permite entender mejor el desarrollo de otra enfermedad. Y lo cierto es que ver dichas noticias genera cierto alivio. Al menos a mi me lo genera,  a pesar de saber que los titulares que ofrecen están muy simplificados y solo son los primeros indicios para futuras líneas de investigación.

Por otro lado, me llama la atención que no haya un conocimiento extendido sobre la capacidad investigadora de las Universidades. Es cierto que dentro de la propia universidad no somos conscientes de los grupos de investigación existentes a no ser que estemos interesados e intentemos contactar con algún grupo o investigador. Lo digo por experiencia propia. Si en el propio entorno universitario no hay promoción y divulgación de los conocimientos generados por sus propios grupos investigadores, parece normal que personas ajenas a la vida estudiantel no tengan una mera idea de que existe investigación y no sospeche que también puede haber calidad científica realizada por docentes investigadores.

Bicheando algunos datos del FECYT del año 2015, me llama la atención que un 21.8% de la actividad investigadora se centra en ampliar el conocimiento básico, frente al 41% de investigación aplicada y 37.2 % para el desarrollo tecnológico. Aunque sea el porcentaje más bajo, la investigación básica supone un mayor peso del que pensaba. Y en realidad me alegra, ya que si toda la actividad de desarrollo del conocimiento se basa en aplicaciones que benefician potencialmente a la industria, en unos años perdería el interés conocer cómo se comportan las células, por qué los animales se comportan de determinado modo o cómo funcionan los sistemas. Se perdería entonces el encanto de investigar para saber más y entender mejor nuestro mundo, sin contemplar a ningún "potencial comprador"...



1 comentario:

  1. Es muy interesante curiosear en estas estadísticas, si. Se lleva uno sorpresas.
    En cuanto a la visión positiva de la ciencia seguramente sea más de un estereotipo de la ciencia que de la realidad... pero aún así, mejor que lo contrario.

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