jueves, 2 de febrero de 2017

El fraude en las ciencias de la alimentación

En esta nueva entrada presento un caso de fraude relacionado con el campo de la nutrición y ciencias de la vida. De forma similar a la entrada anterior nunca me había planteado casos de fraude en investigación en nutrición, por lo que esta actividad me ha servido, de nuevo, para ser " más culta" en mi campo. Por otro lado, aunque no se trate de fraude como tal, este campo del conocimiento cuenta con multitud de mentirosos, más expuestos pero menos castigados (llámese falsos gurús de la nutrición o la inocente industria alimentaria) que manipulan la información y venden a la población general dietas milagro o productos estrella que reducirán los niveles de colesterol, aumentarán el gasto energético o reducirán la celulitis mientras disfrutas de un chocolate light sin grasas con galletas digestive.

El caso que he encontrado es el del ya fallecido investigador Dipak K. Das. Graduado en India, su país natal, comenzó a trabajar en el Centro de Salud de la Universidad de Connecticut donde realizó su labor investigadora y se centró en gran parte de ella (parece que cerca de 117 artículos) a estudiar el potencial de un compuesto presente en el vino tinto, el resveratrol.  Se centraba concretamente en los beneficios cardiovasculares.

Según escribía en 2012 The New York Times en la sección de ciencia, las sospechas sobre la dudosa naturaleza de sus resultados comenzaron al evidenciarse la falta de experiencia de su equipo de investigación en realizar una técnica de laboratorio que exige ciertas competencias. A raíz de aquello continuaron investigando y hallaron datos sospechosos que terminaron considerándose inventados. Se interrumpieron todas las investigaciones del químico y también perdió su otro puesto de trabajo como editor de revistas científicas.

A pesar de la gran magnitud del fraude de K. Das y su retrasmisión del compuesto fenólico como beneficioso para la salud, no creo que sus publicaciones amañadas hayan tenido un efecto negativo muy trascendental. Con esto no quito ni mucho menos importancia y gravedad al caso, pero hay otros muchos estudios que sí han demostrado el gran potencial de este compuesto, y la invención de K. Das no habría alterado en exceso la secuencia de la investigación en este tema tan concreto. No obstante, es una línea de investigación orientada a la solución de problemas de la salud, por lo que inventar cualquier información, en especial resultados experimentales, significa aceptar la puesta en peligro (por muy mínima que sea) el bienestar de muchas personas. Además, debido a las considerables financiaciones estatales que recibió para su investigación fue investigado de forma muy escrupulosa, y le pidieron la devolución de dichas ayudas para investigar. Como curiosidad el científico falleció antes de finalizar su juicio.

Tal y como hablamos en la primera sesión presencial de la asignatura, los científicos están bajo mucha presión para publicar, publicar y más publicar. Por ello, si aumentan las exigencias pero NO lo hacen los recursos disponibles (tiempo y dinero) se mantienen o incluso disminuyen, habrá que utilizar algún truco para hacer magia. Esto no justifica ningún tipo de fraude o mala praxis. Nada podría hacerlo, sería perder el sentido de la actividad investigadora, huir de la verdad. Pero sí nos podría servir para hallar la causa de esta situación e intentar frenarla.

Volviendo de nuevo al tema de las publicaciones falseadas,  me parece de mucho sentido el razonamiento que aparece en algunas de las entradas sugeridas  sobre el NO aumento significativo de fraude, sino  la mejora y precisión de la metodología utilizada para encontrarlas. Y también entiendo que ha aumentado la preocupación, aunque sea de forma interesada por parte de las revistas científicas, sobre la veracidad de lo publicado. Se han visto en la necesidad de crear un auto-filtro más exhaustivo para mantener sus status sobre otras revistas de evidente menor calidad.

Otro asunto, también mencionado en la presentación de la asignatura, es la falta de publicación de resultados negativos. Entiendo que esta situación es diferente en una investigación privada propuesta por una empresa/industria frente a un centro de investigación dedicado a la investigación de patologías o calidad de vida (por poner un ejemplo que me resulta más cercano). Pero si ese resultado que no cumple con nuestra hipótesis de partida pudiera generar información útil para mejorar la salud de las personas o de forma indirecta orientar otras líneas de investigación hacia otros razonamientos más óptimos, sería altamente deseable  ese intercambio de datos. También por el esfuerzo y tiempo invertido por los investigadores implicados, ya que trabajo no publicado es trabajo que no ha existido.


1 comentario:

  1. Un trabajo interesante y eshaustivo, gracias.
    Lo que m´as me ha interesado es lo que comentas al principio de la pseudociencia, versiones pseudocient´ificas de una disciplina. Ocurre mucho en nutrici´on, pero tambi´en en otras (medicina, psicolog´ia,...). Sin dida creo que son fraudes sociales, pero no dir´ia que sea fraude cient´ifico. Los cient´ificos de verdad no se toman en serio esas cosas... quiz´a por ello las compaten poco y tienen tanto predicamente social.

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